jueves, 9 de agosto de 2012

Mi primera ecografía (7+1)

Si hubiera visto este artículo de Crianza Natural en las primerísimas semanas del embarazo, quizá no hubiera tenido tanta prisa en ver por un agujerito que se estaba cociendo en mi interior. Pero confiar ciegamente no es lo mío, y confiar ciegamente en una rayita rosa (ejem, ¿10, 15,...?) menos. Así que en cuanto confirmé que estaba embarazada con la "nobajadadeerregla" me puse a buscar como loca dónde me podían hacer una ecografía antes de la "protocolaria" de la semana 12, y por un precio lo menos desproporcionado posible.
Encontré algunos de sitios, pero en muy pocos me daba la sensación de que me hicieran una ecografía "y listo", sin que persiguieran llevarme el embarazo completo o sin que tuviera que dar muchas explicaciones. Al final, por cercanía y por precio decidí llamar a SERGINE MÉDICA: http://www.serginemedica.es/ginecologia/obstetricia.html

Me dieron cita para el día siguiente y ya por teléfono me informaron de los precios:
  • Ecografía vaginal: 70€
  • Ecografía abdominal: 50€
(creo que no es muy caro para lo que se suele cobrar por una ecografía, pero la verdad es que no tengo mucha idea de cómo anda el mercado...). Me explicaron que, en principio, intentarían ver el embrión con una eco abdominal, pero si no se veía tendrían que recurrir a la vaginal.
Llegamos a las 19.30, algo nerviosos (sobre todo yo) por si resultaba que todo era un sueño, o un embarazo psicológico (¿?), o qué sé yo!!! Y nos encontramos una clínica "poco moderna", pintada de amarillo, con desconchones y llena de carteles en chino. Después de una media hora de espera, pasamos a una pequeña salita donde una ginecóloga y una ayudante me hicieron 3 o 4 preguntas y me pidieron que me tumbara sobre la camilla para hacerme la eco abdominal. Este detalle me gustó, pues con tan poquitas semanas de embarazo me podían haber vendido fácilmente que   era necesario recurrir a una eco vaginal, y obligarme a pagar un poquito más... y sobre todo me gustó que no me "metieran nada por ningún sitio", porque la verdad es que aquello no me inspiraba muchísima confianza. 
Pero pese a todo el rechazo que los carteles en chino y los desconchones en las paredes me causaban, lo cierto es que esa ginecóloga me presentó a mi proyecto de bebé, de niño, de adulto, DE HIJO. Y me dio confianza, me explicó lo bien implantado que estaba y, aunque no pudimos escuchar el latido, nos lo mostró en la pantalla y nos explicó cada sombra que se veía en la ecografía.
Salimos de allí renovados, con capacidad y fuerza para esperar a la semana 12. La verdad es que fueron los 50€ mejor invertidos.


viernes, 3 de agosto de 2012

La prueba de la medalla

Vaya por delante que no soy supersticiosa y que esto me parece "un juego de viejas". Pero me hace gracia que quede por escrito.
Dice la tradición que una medalla de oro puede predecir los hijos que tendrás y su sexo
Para ello, debemos colocar la mano derecha como si estuviéramos sujetando "un palo gordo de una escoba", y otra persona agarra la cadena de la medalla y la sube y la baja tres veces entre tus dedos. Hecho esto, la sube y observamos el movimiento:

  • Si la medalla gira en círculos: tendremos una niña
  • Si la medalla se mueve de delante hacia atrás: tendremos un niño
  • Si la medalla no se mueve: no tendremos más hijos 

Hay que repetirlo las veces que haga falta hasta que al subir la medalla, ésta no se mueva. La pega es que, por lo visto, no te dice el sexo en orden (esto varía según quien te lo cuente).
Pues bien, como os contaba en esta entrada, la semana pasada echamos muchas, muchas horas en el hospital. Y entre unas cosas y otras y con motivo de mi embarazo, me hicieron este juego. Salió lo siguiente:

  1. La medalla giró en círculos: niña
  2. La medalla se movió de delante hacia atrás: niño
  3. La medalla no se movió: sólo tendría dos hijos (yo siempre he dicho tres, pero claro, aún no tengo ninguno!)
Así que según a medalla, voy a tener dos hijos, un chico y una chica. 
Hoy cumplo 11 semanas, así que aún nos quedan casi dos meses para saber si tendremos un bebote o una bebota en nuestros brazos. Para que no haya trampa ni cartón: ¡aquí queda dicho!

Nota curiosa: no se lo quisieron hacer a mi marido porque cuentan que se lo hicieron a una de mis tías, y le salió que tendría 3 hijos, y luego se lo hicieron a su entonces marido, y le salieron 4 hijos... a día de hoy podemos decir que "la profecía" se ha cumplido ;)

miércoles, 1 de agosto de 2012

El ciclo vital

Me había imaginado mil veces cómo le contaría a mi familia (y no me refiero a papá+mamá+hermano, que lo supieron casi tan pronto como yo) que dentro de poco "todos" querría decir "uno más". Pensaba hacer una cena en casa, tener una excusa para reunirnos, o quedar en alguna terraza veraniega,...

Pero de repente, a la semana de ver mi positivo y sin venir  a cuento, tú, que siempre me llamabas Miss Madrid, empezaste a ponerte pachucha. Como si de una carrera se tratara, a los poquitos días ya estabas en la UVI, sedada y llena de tubos, e ibas pasando por todas las infecciones y complicaciones. Tu cuerpo tomaba todos los "caminos B", como nos explicaron los médicos.

Semana a semana yo me llenaba de vida y tú te marchitabas. Mientras, las lágrimas de alegría y tristeza se mezclaban en los ojos de mi padre.

Hacia la semana 9 de mi embarazo nos diste el primer susto: te apagabas. Eso bastó para que todos abandonáramos nuestros planes y nuestras rutinas (trabajos, vacaciones, viajes,...) y nos juntáramos a los pies de tu cama a las horas permitidas por la UVI a soplarte un poquito de vida.

Te susurré al oído que estaba esperando un bebé, y superaste ese jueves. Pero en nuestras caras se quedó el susto, en nuestros sueños se quedó el miedo, y una idea no nos abandonaba "podías irte en cualquier momento". Y en una comida en la que brindábamos por el 80 de ese día (tu nivel de oxígeno), lo solté. De la misma manera en la que siempre me lo había imaginado, con todos juntos alrededor de una mesa, sin prisas, queriéndonos...  Sin duda hay que tener cuidado con lo que se desea, porque podemos llegar a conseguirlo.

Y fue cuestión de días que tu corazón no pudiera más.