Vale, mi Súperhombre no es Súperman, pero la esperanza es lo último que se pierde. Estoy a 4-5 días de que me baje la regla y, aunque no nos hayamos querido mucho durante la ovulación, hay alguna oportunidad de que esté embarazada (al menos hace 8 años hubiera estado aterrorizada ante semejante riesgo!).
Me levanto de la cama y muy aplicada recojo la primera orina de la mañana. Introduzco mi test de embarazo hipersensible, y me voy a desayunar con mi chico. Vuelvo a mirarlo: negativo.
El test sigue siendo negativo después de la ducha, antes de ir a trabajar, antes de comer... pero yo lo miro y lo remiro: bajo la luz del sol, con el flexo de la mesa de estudio, le hago una foto... pero la imperceptible rayita rosa se queda en eso: imperceptible.
Después de comer y aprovechando que es viernes me echo una siesta. Más tarde me voy a una terraza con mis amigas. Me duele un poco la tripa y no tengo muchas ganas de helado. Hablamos, preparamos un viaje, me río a carcajadas, pero estoy más atenta a mi cuerpo que a la conversación.
De nuevo en casa, me repito el test "por si acaso". Estos tests hipersensibles detectan el embarazo muy pronto, pero en caso de ser positivos y estar a unos días de la primera falta, tardan muchísimo en salir.
TEST DE EMBARAZO POSITIVO A 4 DÍAS DE LA FALTA |
Llega mi marido, y como no quiero que piense que estoy como una cabra, le hablo de la tarde de chicas, de nuestro viaje y de la cena que estoy haciendo. Pero acabo confesando: ¿tú ves algo?
Por supuesto, él dice: no.
Pero yo, yo sí veo algo. Muy clarito pero sí que distingo una sombra. Además estoy tan acostumbrada a ver tests negativos que soy experta en sombras, ¡y esa no se mueve!.
Me acuesto pensando en que ese test es positivo...